martes, 13 de octubre de 2015

ACTUACIÓN CREATIVA DEL DOCENTE

La actuación creativa de los docentes 

Es esencial tener en cuenta que el escenario de la educación virtual lo constituye un conjunto de dispositivos tecnológicos y pedagógicos que sirven como medio para la educación a distancia, en el sentido de que tanto los docentes como los otros agentes básicos, los estudiantes y los objetos de estudio, están distribuidos en espacios diferentes. Esto les plantea unos retos especiales, diferentes a los de la educación presencial. La educación virtual requiere profesores con unos perfiles humanos, didácticos, pedagógicos y éticos diferentes a los de la educación presencial 4 . En el aula tradicional hay oportunidad para ser creativos, las instancias se viven en tiempo real, la comunicación emerge en doble canal entre profesor y alumnos y hay lecturas de gestos, posturas e interpretaciones, condiciones que deben también cumplirse dentro del aula virtual, pero que exigen ingredientes de pedagogía y tecnología de especial disposición. Aquí, el profesor debe ser un diseñador de ambientes de aprendizaje y no solamente un planeador de clases. En este sentido, su creatividad y su didáctica son imperativas. La diferencia entre planear una clase para el modelo presencial tradicional y diseñar ambientes, radica en que la segunda actividad implica una concepción amplia de recursos y la programación de actividades para los estudiantes, junto con la elaboración de guías para conducir el autoaprendizaje, lo cual exige competencias básicas especiales como la lectura y la redacción. Por lo anterior, en la Fundación Universitaria Católica del Norte el compromiso del docente con su formación pedagógica es una preocupación constante, y por tanto la Institución genera procesos para su capacitación. Así, el Sistema de Estudios es un foro abierto para que los profesores comuniquen sus experiencias, construyan teoría para la investigación y adquieran elementos para su aporte pedagógico. Además, dicha formación para la virtualidad se ha hecho concreta en diplomados, cursos y en una especialización, en la cual se generan aprendizajes para la mediación, la elaboración de contenidos, la investigación educativa, la actuación, la comunicación y la gestión en ambientes virtuales. La creación de contenidos y ambientes de aprendizaje es una preocupación continua, por eso el diplomado sobre diseño instruccional provee las herramientas y los conceptos a los docentes para que sus cursos faciliten la comunicación y la interacción de los estudiantes. Otro aspecto docente que se destaca en la Institución es el clima mismo de convivencia, compromiso y pertenencia en la construcción de la virtualidad. Ello se evidencia, por ejemplo, en el seguimiento a los estudiantes, el conocimiento de sus dificultades, el progreso de sus aprendizajes, y además en la identificación de su contexto. Lo anterior corrobora que uno de los aspectos más sobresalientes en la educación virtual es la motivación del docente para la elaboración de la misma, a pesar del exigente trabajo que implican sus condiciones.


La socio-afectividad en el ambiente educativo virtual 

Dentro de las necesidades que caracterizan los ambientes virtuales de aprendizaje, independiente de su denominación, se hará ahora referencia a la comunicación para conservar lo socio-afectivo. En primera instancia, la 4 En concepto de los especialistas en educación virtual, el docente en estos ambientes necesita de competencias más complejas que las de la modalidad presencial, en vista de que el ambiente mismo exige creatividad, disciplina y dedicación en la construcción de la comunicación pedagógica. educación virtual, por ser tal, no está al margen de los compromisos que toda intención educativa tiene con la realización personal, la integridad de los individuos y la convivencia armónica. En el aula de clases, desde el nivel de preescolar hasta el de doctorado, todos aprenden de todos en un proceso colectivo; y en el entorno de la institución educativa, las imaginaciones, las palabras, los acontecimientos, los códigos de comunicación dejan enseñanzas para el entretejido de valores y actitudes que configuran a la persona para sus posturas en la sociedad, sobre las bases que ésta determina. Así, al ser los ambientes educativos virtuales espacios para la comunicación entre seres humanos, la socioafectividad no pierde allí su esencia, y es, como en la modalidad presencial, a su vez insumo y resultado de acciones educativas propias de la formalización curricular o de las implicaciones del contexto. En estos ambientes, los aprendizajes sobre valores y actitudes no están ausentes, pero sí son diferentes. Es decir, llegan al estudiante a través del compromiso mismo que determina el ambiente educativo virtual y las necesidades de comunicación que se establecen entre los participantes. En concordancia con esto, de las experiencias docentes en la Católica del Norte, se desprende cómo el orden, la disciplina, la cooperación, la responsabilidad, el respeto, el trabajo en equipo, el sentido de pertenencia, la amistad, se van evidenciando en el comportamiento de docentes, egresados y estudiantes. En la práctica pedagógica cotidiana, en el devenir mismo de la Fundación, en el ambiente de su sistema virtual, surgen compromisos de solidaridad hacia el otro e irradiación de sentimientos que no se pueden ocultar. Como ejemplo, pudimos ver el grado de fraternidad de estudiantes de Ingeniería Informática de los municipios de Sopetrán y Liborina en el Departamento de Antioquia. La fraternidad y la deferencia entre ellos se evidenció con el paso de los semestres, hasta el acto final de graduación. Igualmente, es rescatable el nivel de confianza y respeto de los estudiantes en este mismo programa de Ingeniería con sus profesores de ciencias básicas. Basta leer algunos correos electrónicos para darse cuenta del calor humano que se desprende de sus comunicaciones 5 . Esta base de emotividad y socialización en la virtualidad va conformándose a partir de situaciones muy específicas, objetivamente identificables, veamos: 
• El código mismo de la comunicación lleva implícita una impronta que expresa el sentimiento del interlocutor, su intencionalidad, su intervención de conforme o inconforme. La emotividad no se puede simular con componentes tecnológicos, simplemente aparece en el fondo de las palabras.
 • El compromiso pedagógico del profesor es un factor de peso para fortalecer las relaciones socio-afectivas. Desde el fondo de éste, hay ya enseñanzas expresadas, porque, como se sabe, la postura enseña, la intención espiritual se expresa, la intencionalidad del profesor se siente y motiva. Así se lee en Mellich (2002), quien afirma que el testimonio adquiere una relevancia fundamental en la relación educativa, ya que el maestro, todo él, queda implicado en la transmisión.
 • El sistema educativo se inspira en la necesidad de colaboración mutua entre los actores, pues por la ausencia de recintos cerrados para la escolaridad formal, es imperativo el establecimiento de estos lazos de colaboración mutua para el efectivo cumplimiento de compromisos.
 • La necesidad de proyección social se convierte en una oportunidad para el establecimiento de redes con propósitos mutuos, así, unos y otros se buscan entre sí para el reconocimiento social, la integración de recursos y la creación de potencialidades colectivas. Con lo anterior, se van elaborando círculos de amistad que trascienden hacia la necesidad humana de acompañamiento social. Es importante anotar que estas experiencias deben fortalecerse continuamente; por ello, la Fundación crea espacios para la capacitación pedagógica de sus docentes, les fija estrategias para elevar su sentido de compromiso e impulsa los procesos de investigación para estos fines. De este modo, el grupo institucional de investigación Cibereducación, reconocido y clasificado por Colciencias en la categoría B, tiene registrados dos proyectos en las bases de datos de esta entidad, uno sobre la construcción del Sistema de Estudios y otro sobre Competencias Socio-afectivas en la Virtualidad. 5 De esto dan testimonio los profesores Alfonso Guarín Salazar y Jorge Silva Díaz, quienes por varios años han vivido de cerca el grado de afectividad que se puede tejer desde la educación virtual.

AMBIENTES VIRTUALES EN EL ENTORNO

Los ambientes virtuales en el mundo cotidiano Sobre la dimensión y el significado de la palabra virtual no se evidencian unos acuerdos comunes. Al respecto, como un referente especial, debe mencionarse su ubicación en los diccionarios. En el de la Real Academia Española (2002) se lee: “Que tiene virtud para producir un efecto, aunque no lo produce de presente, frecuentemente en oposición a efectivo o real”; “implícito”, “tácito”; “que tiene existencia aparente y no real”. A su vez, el Diccionario Larousse (1992) le da el siguiente significado: “Que tiene virtud para realizar un acto aunque no lo produzca; implícito, tácito”. Ambas definiciones son equivalentes, y dejan la impresión de que lo virtual es una negación de la realidad. Pero debe entenderse que aunque estas definiciones corresponden al significado del término aceptado por la Real Academia Española, en los últimos diez años esta palabra se ha llenado de mucha carga semántica a causa de los avances en informática. Aunque lo de “negación de la realidad” es más bien una deducción, el sentido preciso es el de posible o supuesto. El Diccionario de Uso del Español de María Moliner (1998) dice sobre la palabra virtual: “se aplica a lo que tiene existencia aparente. Se dice sobre todo de las imágenes, sonidos o sensaciones en general que, creados por medios informáticos, producen en quien los recibe ilusión de realidad: ‘Realidad virtual’”. Sin duda, esta significación se antoja más próxima a la que en la actualidad se le da al término en la cotidianidad y el mundo académico. Pero una cosa es lo aceptado actualmente por los académicos o gramáticos, y otra lo que está imponiendo el uso común, y esto es lo discutible. ¿Hasta dónde se extiende el sentido de ‘virtual’ y cuáles son sus límites? Sobre el tema, Vicente Albéniz . cita a Pierre Lévy, para afirmar que “la virtualidad es el vector de crecimiento de la realidad”. Dice también que “todo es virtual: lo virtual constituye la entidad”. Se apoya además en Philippe Quéau, para explicar que “lo virtual es muy real porque permite actuar sobre la realidad […] Lo real posee cierta virtualidad. Lo virtual es realidad aumentada” (Albéniz, 2002). Como puede observarse, las explicaciones se intentan dar desde la reflexión filosófica. El profesor Julio C. Cañón plantea desde la tecnología su punto de vista sobre la virtualidad: “Es la resultante del uso en red de tecnologías interactivas y multimedia”. Luego, con un enfoque más sociológico, hace referencia a que la virtualidad es un proceso de inflación de imágenes y proliferación de contaminantes audiovisuales, consecuencia de imaginarios que se desprenden de la publicidad sin límites (2002). Sobre esto, los especialistas en educación virtual, como el pedagogo Enrique Batista y el licenciado Óscar Roldán 1 , dicen que los procesos virtuales sí existen, que son reales. Por su parte los ingenieros, cuando hablan de realidad virtual, se refieren a un software cuyo propósito es la creación de ambientes tridimensionales en el computador, que 1 Enrique Batista Jiménez fue Secretario de Educación Municipal de la ciudad de Medellín y es investigador en temas de educación virtual. Óscar Roldán Coronado es otro investigador de estos temas, actualmente está terminando su proyecto de investigación para obtener el título de Magíster en Educación. permiten a los usuarios sumergirse en su interior. Por supuesto, no queda duda de que un software es un objeto real, aunque no tangible. Como puede concluirse, estas concepciones de especialistas e ingenieros no tienen el pleno respaldo de los conceptos consignados en los diccionarios. Complementando lo anterior, se habla comúnmente de oficina virtual en referencia a los recursos móviles del ejecutivo moderno: teléfono celular, fax, computador portátil. ¿Será que esta oficina no es real, no existe, es una ilusión, aun sabiendo que las operaciones son concretas, efectivas y reales? Quizá lo que la hace llamar virtual sea la intención de diferenciarla de la oficina tradicional, con sus muebles normales, aprovechando que el término está en boga. Así mismo, los bancos publicitan su oficina virtual, que no es más que un portal con páginas web dinámicas, con acceso a las bases de datos de los clientes. Las mismas que se encuentra ese cliente cuando ingresa al banco a realizar sus operaciones, de manera personal, no a través de internet. Hay aquí un juego de palabras, en el sentido de que las bases de datos, siendo un solo objeto, convierten los procesos en reales o virtuales dependiendo de si el cliente va hasta el banco o si accede a ellas desde su computador personal. En consecuencia, podría inferirse que el software de un computador, por sí solo, convierte un proceso en virtual. Entonces, tareas de nómina, contabilidad o cartera son virtuales si se procesan utilizando programas de computador especializados, en tanto que son reales si se manipulan sin ayuda de esta máquina. O sea, un objeto o proceso puede ser real o virtual, según el medio de manipulación o acceso, no por su esencia misma. Esto es lo que se evidencia en la semántica y las representaciones que las personas construyen. En el caso de la educación, se cree erróneamente que con el sólo hecho de utilizar ambientes tecnológicos la clase ya es virtual, aun cuando la pedagogía sea igual a la que se utiliza para la formación presencial, y se identifica el aula virtual con el conjunto de medios de la informática y las comunicaciones que configuran el ambiente para la interacción entre el docente, los estudiantes y los contenidos que son objeto de aprendizaje. He aquí por qué definitivamente esto hay que delimitarlo. La virtualidad no puede ser una bolsa abierta y pública para que cada cual, de acuerdo con su creencia, deposite allí lo que quiera. Por ello, es necesario construir acuerdos de unificación sobre este concepto, o simples propuestas para que el mismo no adquiera una generalidad que lo debilite, porque dentro del mundo cotidiano se viven escenarios, como los que a continuación se describen, que obligan a detenidas reflexiones. El 10 de agosto de 2004, la cadena internacional de televisión A&E Mundo presentó un documental titulado Asesinato on Line, dentro de su programa: Se hará justicia, en el cual un hombre y una mujer establecen una relación pasional a través de internet. Es un caso real, y figura en los archivos policiales de los Estados Unidos. Es la historia de un hombre y una mujer que entablaron relaciones amorosas desde la distancia y que culminaron con la muerte de dos personas. En sus investigaciones, la policía encontró, después de un crimen, en el computador del asesino más de 800 correos electrónicos cruzados entre él y quien fuera identificada en el referido documental como su amante virtual, y se comprobó además que diariamente había entre los dos comunicación por el chat. En los intercambios la mujer construyó imaginarios, y logró perfilarse con una integridad diferente a la suya, para persuadir al hombre de que su esposo la maltrataba. La relación se cristalizó con encuentros presenciales en el lugar de residencia de la mujer. Pero esto era ocasional, el grueso de la relación era a través de internet. Ellos lograron construir toda una escena pasional, la simulación de un embarazo y un aborto y, finalmente, el asesinato de un esposo por un amante y el posterior suicido de éste. En el relato de este programa de televisión se hablaba del “amante virtual” y del “esposo real”, y se dibujaron dos vidas de una mujer, una en el hogar, normal y sin sobresaltos, la “real”, y otra imaginada, en un matrimonio fracasado, lo que no era cierto, la “virtual”. En esta historia, ¿qué es lo real y qué es lo virtual? ¿Qué sentido adquieren acá las denominaciones de “amante virtual” y “esposo real”? ¿El hecho de ser la internet el medio de comunicación, legitima el uso de la palabra virtual? Con respecto a esto, no es ya raro encontrarse con casos de novios, matrimonios, amantes llamados “virtuales”. Lo que corrobora que la palabra está acuñándose para hacer referencia a las nuevas formas de comunicación en la globalidad. Estas relaciones que nacen en internet han creado socialmente expectativas frente a las posibilidades de las personas de ampliar sus conexiones. Es una significación nueva para prácticas que no lo son porque, por ejemplo, sobre lazos de amistad y amor vía telefónica o por correo, entre personas que nunca se vieron, siempre ha habido noticias, pero no con la etiqueta de virtuales. Siguiendo con el uso de la virtualidad en el mundo cotidiano, también los programas de radio hablan ahora de sus salas virtuales y de oyentes virtuales, en referencia al apoyo del chat y el correo electrónico para la comunicación entre el locutor y sus oyentes. Se clasifican dos tipos de escuchas: unos reales, normales, que oyen la radio y se comunican telefónicamente con el programa; y los que también escuchan lo mismo, pero por el servicio de audio del computador, y que interactúan con el mismo programa por internet. Estos son llamados, tanto los programas como sus oyentes, virtuales. En los anteriores escenarios, la sucursal bancaria virtual, el amante virtual, el aula virtual, el oyente virtual, se logra advertir el uso de internet como un común denominador para la comunicación. Puede ser éste un primer acuerdo en el intento de la conceptualización buscada, aunque quedan dudas cuando se pretende aproximar al concepto de virtualidad toda información que tenga formato digital. Pero hay otras connotaciones que merecen revisarse. Hay quienes asocian lo virtual con lo que no es natural o es artificial. Así podría hablarse de jugos de naranja, naturales o virtuales, según su origen sea una naranja como tal, o un producto industrial. Evidentemente, esto nada tiene que ver con internet. Igual ocurre en las ciudades con las llamadas glorietas virtuales, que no son más que dibujos circulares en el pavimento para orientar el flujo vehicular y que posibilitan la acción que hace el conductor en una glorieta real. Por supuesto, esta representación tampoco tiene la internet como recurso (pero que se acomoda al sentido que sí tiene el término, de que lo virtual es aquello con existencia aparente). Otros contraejemplos surgen en la mente en este primer intento de asociar el concepto de virtualidad con la internet como medio de comunicación. Veamos el caso de la educación virtual. Resulta que no todos los modelos formativos se apoyan en internet, pues en el mundo se conocen experiencias soportadas por tecnología satelital para teleconferencias y, en otros casos, se conciben modelos con la multimedia, como medio dominante, almacenado en unidades de disco. Se desprende entonces que este ir y venir de ideas, ejemplos y contraejemplos lleva a un laberinto de difícil salida. Ocurre como con la inteligencia artificial, desde cuando se acuñó el término en la década de los cincuenta del siglo anterior. Mientras los académicos discuten la pertinencia de su denominación en razón de sus implicaciones humanísticas, los ingenieros japoneses la están aplicando aceleradamente en la construcción de máquinas, juegos y sistemas inteligentes. Lo que sí es indiscutible es que la virtualidad es real, en el sentido del reconocimiento social de sus procesos y resultados, y en cuanto denominación está de moda, por lo que es utilizada al amaño de cada cual. Pero esta circunstancia no puede dar pie a la vaguedad, y se hace necesario crear aristas que eviten la imprecisión. En consecuencia, para iniciar posibles acuerdos, se requiere ignorar la perspectiva de la palabra virtual como negación de lo real, desprender el concepto de virtualidad de su connotación de imaginario y de aparente, pero ¿cómo desprender de un término su significado real? ¿No se trataría más bien de aceptar su nueva connotación? En contraposición, es más conveniente hacer referencia a ambientes o escenarios virtuales en los que interactúan agentes naturales. En este sentido, como casos ilustrativos, se tienen en Colombia noticias de conciertos y audiencias virtuales que es pertinente mencionar. A finales de 2003, en la Catedral de Sal de Zipaquirá, se cristalizó un proyecto de orden científico, tecnológico y artístico. En el mismo, la mezzosoprano Martha Senn, una gama de flautas y una sinfonía de ocarinas acompañaron en tiempo real los cantos de las ballenas yubartas captados por el equipo técnico del investigador Jorge Reynolds desde el Océano Pacífico en el sur de Colombia. Vía satélite, los cantos viajaron desde allí hasta la Catedral, donde los sonidos del mar y los cantos de estos animales marinos interactuaron con eventos sonoros y visuales preparados para esta ocasión (Colprensa, 2003), al tiempo que se proyectaban imágenes en las paredes que simulaban movimientos lentos de estos mamíferos en el agua. Sin duda, en este caso se construyó un escenario virtual, con Martha Senn y las ballenas separadas por muchos kilómetros, y se llevó realidad virtual a la Catedral patrimonio de la humanidad. Otro caso relevante de ambientes virtuales tiene que ver con la administración de justicia en Colombia, que ha venido autorizando audiencias virtuales. El militante del grupo guerrillero FARC, Simón Trinidad, no fue trasladado desde la cárcel en el Departamento de Boyacá hasta la ciudad de Valledupar, en el norte del país, por razones de seguridad. En esta ciudad, la Fiscalía, la Procuraduría y el abogado defensor, llevaron a cabo debates sobre el caso del acusado. En la sala de audiencias del Palacio de Justicia de la ciudad y dentro de la cárcel, se instalaron cámaras de televisión que enviaron imágenes, vía satelital, de lo que ocurría en ambas partes (Redondo, 2004). Como éste, también en el 2004, con enlaces dedicados entre juzgados especializados en Bogotá y cárceles en otras ciudades del país, se conoce de dos casos más de audiencias virtuales. Cabe entonces preguntarse si estos escenarios, por no ser comunes, pueden dejar dudas para los procesados. En este sentido hay quienes plantean interrogantes sobre el grado de realidad de tales audiencias, en comparación con lo que ocurre en el recinto cerrado de un juzgado, con todos los actores cara a cara: acusado, abogados, juez, secretarios. En este orden de ideas, es notable la aplicación de la tecnología en la arquitectura de la virtualidad, y esta concepción se ha convertido en algo común para la sociedad. Pero debe aceptarse también que el mercadeo se apropia de estas realidades de origen académico y de expansión social para crear modas que cautiven a la gente, llevando a que, en el caso de la virtualidad, se originen contradicciones, además de abusos en el uso del término. Sin embargo, aunque no es suficiente, es posible concebir los ambientes virtuales con sistemas de comunicación apoyados en la internet, los software y las telecomunicaciones, que se pueden asociar como solución con procesos en los cuales la distancia no es barrera para la construcción de los mismos o con actividades en las que el horario no es coincidente para todos los agentes. Esto es notable en el mencionado concierto de Martha Senn y en las audiencias virtuales. Además, como se dijo, se hace pertinente presentar la perspectiva de la palabra virtual no como negación de la realidad, ni relacionada con lo imaginario, sino que es más oportuno hablar de escenarios virtuales para la comunicación de agentes naturales, en los cuales el poder de la tecnología resulta determinante, y admitir que no todos los usos caen dentro de este contexto. De todo lo anterior podemos extraer una conclusión: quizá la denominación no sea el problema, lo que verdaderamente interesa es que los especialistas en construcción de ambientes virtuales pongan la tecnología para el bien del desarrollo humano y que, a la par, los sistemas educativos incluyan dispositivos pedagógicos en sus políticas de concienciación social, para que la internet no sea medio para el delito y la desintegración personal. Pero, eso sí, hay que aceptar que entre el común de la gente se nota abuso en la utilización del concepto. 


CONSTRUCCION DE LA EDUCACIÓN VIRTUAL

Soportes básicos de los escenarios educativos virtuales En lo que respecta a los medios tecnológicos, o soportes educativos virtuales, es necesario aclarar que la fortaleza no es la multimedia, como se cree, sino el diseño didáctico. Al respecto, Duart y Sangrá (2000) plantean que el diseño debe hacerse de acuerdo con la tipología de los contenidos, los objetivos de aprendizaje y las finalidades formativas concretas. En el caso de la Fundación Universitaria Católica del Norte, los procesos para crear ambientes de aprendizaje se integran con una plataforma tecnológica y un sistema de estudios. La plataforma ofrece alternativas para la comunicación en tiempo real entre estudiantes y docentes, comunicación asincrónica, manipulación de archivos, diferentes formas de evaluación de aprendizajes, construcción de grupos de discusión, elaboración de glosarios, gestión de conocimiento, construcción de páginas web, planeación de actividades en calendarios, entre muchas otras posibilidades. La Plataforma Educativa permite crear cursos completamente interactivos, los cuales posibilitan a los profesores presentarlos de una manera flexible y variada: desde instrucciones programadas en procesos de auto capacitación, hasta sesiones dinámicas e interactivas para grupos constituidos formalmente. La forma como se presenta un curso depende del contenido, la complejidad del material de aprendizaje, la metodología de enseñanza y la intención del docente. Con referencia a la asistencia pedagógica, se debe resaltar que su modelo debe estar especialmente definido sobre la base de que la tecnología es el medio pero no el fin, es decir, que por encima debe estar la intencionalidad formativa como eje central del proceso. Por eso, en la Católica del Norte, para la asistencia pedagógica se ha tejido el Sistema de Estudios, el cual tiene el siguiente propósito: Quiere fomentar el uso óptimo de los ambientes infovirtuales de la plataforma infovirtual 2 para suscitar integralmente la potencia deliberativa de los estudiosos (docentes y estudiantes) mediante la gradualidad analógica. En los ambientes infovirtuales, nuestro sujeto educativo afronta realidades, estudia e inventa posibilidades, y nuestro servicio docente colabora y coopera con un modo de proceder básico y permanente en el que puedan concurrir los más diversos recursos lógicos, metodológicos, pedagógicos, didácticos, tecnológicos, así como los aportes de las inteligencias personales de los estudiosos —estudiantes y profesores— que interactúan en la interconectividad infovirtual o campus infovirtual (Jaén, 2001) 3 . Según el Sistema de Estudios, en los procesos de aprendizaje deben identificarse conocimientos, competencias, habilidades y destrezas, como elementos previos para llegar a unos conocimientos meta, en un proceso de gradualidad analógica. Lo gradual hace referencia al proceso formativo continuo hacia el conocimiento meta. Sobre lo analógico, en los documentos de orientación interna de la Institución, se advierte que: En nuestros procesos de aprendizaje común y corriente siempre vamos pidiendo ejemplos, referentes en la realidad vivida y conocida; en esos ejemplos vamos encontrando parecidos, vamos comparando, descubrimos diferencias y semejanzas, y vamos comprendiendo los nuevos conceptos. A la vez que adquirimos nuevos conocimientos, también comprendemos mejor las realidades de nuestros contextos significativos. Hasta ahí hemos constituido un conocimiento fuente. Este sistema configura la intervención pedagógica como fin, apoyada en la plataforma tecnológica como medio, donde el énfasis no es la construcción de escenarios animados con tecnología para la música, el video, los colores, los movimientos, sino que, más bien, se da paso a la mediación basada en el diseño instruccional y didáctico de contenidos de aprendizaje.



Educación virtual

Construcción de la educación virtual Si con respecto al concepto de virtualidad no se aprecian unos acuerdos públicos, en lo concerniente a la educación virtual las cosas no son diferentes. Suscita debates, incredulidades y a veces es tratada hasta con irreverencia. En la comunidad académica hay resistencias, ya que no es fácil aceptar de un momento a otro la posibilidad de procesos educativos formales por fuera del mundo escolar de las aulas convencionales, las tizas y los tableros. La educación virtual se aplica como modalidad con resonantes resultados en países como España, Australia, México, Argentina, Inglaterra y Estados Unidos, y se halla dentro de las prospectivas de los Estados como solución para garantizar formación masiva y de calidad a poblaciones de estudiantes caracterizados por la movilidad. Así, podemos afirmar que la educación virtual se posiciona en todo el mundo como una alternativa útil para la población, pero sin acuerdos entre sus gestores y usuarios sobre su verdadero significado. Sin embargo, su contexto, determinado por ambientes tecnológicos en vez de círculos de estudiantes alrededor de su profesor en el mismo sitio y en el mismo horario, al igual que su denominación, han tenido trastornos en el momento del reconocimiento social. Esto es fácil comprender lo, si se acepta que las tecnologías para la educación crean aún para la sociedad escepticismos e incredulidades, y que el término virtualidad carece de acuerdos sobre su representación social. Lo anterior porque la educación implica contactos reales, y porque lo virtual es apariencia, sin piso, dicen; entonces, como tal, es atrevido hablar de educación virtual. Se escucha también que la educación es un proceso para el desarrollo humano, que tiene que ser real, no imaginado. Los escenarios educativos no se pueden imaginar, ni imitar. Negar su existencia tangible sería negar la posibilidad de la verdadera trascendencia educativa. Puede deducirse que el término virtual sí crea barreras, aunque, claro está, los especialistas en el tema saben que la evaluación de la educación virtual implica el tratamiento de otros indicadores, dentro de los cuales la denominación pasa a un segundo plano. De todas formas, esta falta de identidad social de alguna manera obstaculiza los procesos. En vista de tal confusión, las instituciones han intentado otros términos menos polémicos como educación electrónica, educación distribuida, escenarios múltiples, comunicación infovirtual, educación mediada con nuevas tecnologías. Sin embargo, todas estas denominaciones tienen la misma esencia, sobre la cual se identifican necesidades en cuanto a la construcción de ambientes de aprendizaje que incorporan el papel de los medios tecnológicos, la asistencia pedagógica, la función de los docentes y las motivaciones para la comunicación socio-afectiva.